La discusión de los problemas globales en la conferencia de Bakú fue percibida en el mundo árabe como una señal del surgimiento de un nuevo centro de poder para los países neutrales. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en su discurso destacó la importancia de hacer que la voz del Movimiento de Países No Alineados, la segunda organización internacional más grande después de la ONU, se escuche en todo el mundo y proponga nuevas iniciativas.